- Por qué no es una buena noticia que el PIB per cápita se haya disparado en Galicia, Extremadura, Asturias o Castilla y León: sus jóvenes se extinguen
- En los últimos 20 años, estas regiones han perdido más del 20% de sus menores de 35 años, mientras que su renta per cápita ha ascendido por encima del 60%
La desigualdad generacional no para de crecer en España y los jóvenes acumulan cada vez menos riqueza que sus padres e, incluso, que sus abuelos. Así lo ha constatado el Banco de España (BdE) a lo largo de los últimos 20 años a través de la Encuesta Financiera de las Familias, un análisis que lleva elaborando desde 2002.
El informe revela que las generaciones más jóvenes son más pobres que sus predecesoras principalmente por un gran lastre: cuentan con menos viviendas en propiedad. De esta manera, si los nacidos en la década de los años 60 acumulaban aproximadamente 200.000 euros al cumplir los 45 años, aquellos que nacieron 20 años después, en los años 80, su riqueza neta (activos menos deudas) a los 45 años cae hasta los 107.031 euros, es decir, son un 46,5% más pobres que los de su generación anterior.
La encuesta también refleja que el 81% de los ciudadanos que nacieron entre 1945 y 1965 tenían una vivienda en propiedad al alcanzar los 42 años. Este porcentaje se reduce al 67% para la generación que conforman los nacidos entre 1975 y 1985, pero es todavía menor a partir de quienes nacen en 1985, que empiezan a cumplir este año los 40 años, y que no llega al 50% el número de personas con una vivienda en propiedad.
Esta caída de vivienda en propiedad se intensifica entre los hogares cuya cabeza de familia tiene menos de 35 años. De hecho, desde 2011, en pleno boom inmobiliario, la tasa de propiedad entre los más jóvenes ha pasado del 69,3% hasta el 31,8%, casi 38 puntos porcentuales menos, mientras que para los mayores de 75 la situación es a la inversa. Este grupo tiene más viviendas en propiedad que hace 20 años, según el organismo gobernado por José Luis Escrivá.
Un dato que evidencia el grave problema que tienen los jóvenes para acceder a la vivienda como consecuencia del aumento de los precios, unas condiciones laborales menos estables y salarios más bajos, lo que limita su capacidad ahorro y la posibilidad de prosperar como sí pudieron hacer sus padres o abuelos. De hecho, los salarios de los jóvenes actuales han crecido menos de lo que se han revalorizado las pensiones en los últimos años.
Los datos que publica el Ministerio de Seguridad Social muestran que la pensión media de jubilación del Régimen General supera ya y por primera vez los 1.500, 67 euros al mes durante 14 pagas, que son las que reciben los jubilados. En total, los mayores de 65 perciben un total de 21.009,38 euros al año; mientras que el sueldo medio de un joven menor de 25 años alcanzó los 10.597,24 euros brutos al año en 2022, que en 12 pagas se traduce en 883,10 euros mensuales, según la última Encuesta Salarial publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado mes de septiembre con cifras relativas al año 2022.
Por su parte, el salario que percibía un joven de entre 25 y 29 años en 2022 ascendía a los 15.181,24 euros brutos anuales, que al mes se queda en 1.265,10 euros y para el grupo de jóvenes de entre 30 y 34, el sueldo ya alcanza los 24.114,17 euros al año, 2.009,5 euros al mes. Por lo que la pensión media de jubilación supera ya el salario medio anual de los jóvenes menores de 35 años, que son clave para el sostenimiento de nuestro sistema económico.
Una situación que responde al envejecimiento progresivo de la población, que se ha intensificado en los últimos años como resultado de la combinación de una esperanza de vida cada vez más alta -ya supera los 83 años al nacer- y de una caída continuada de los índices de natalidad. Además, todas las previsiones vaticinan que se irá agudizando en los próximos años. Si en 2019 uno de cada cinco españoles tenía 65 años o más, en 2050, la proporción será de una de cada tres, según la OCDE.
«El proceso de envejecimiento poblacional se acelerará en España en las próximas décadas y será más intenso que en el conjunto de la Unión Europea y de la Unión Económica y Monetaria, y, además, lejos de ser un fenómeno transitorio, adquirirá un carácter permanente, como ilustra una tasa de dependencia que se mantendría por encima del 50% a partir del año 2045», confirma el estudio elaborado por las investigadoras del Banco de España Cristina Barceló, Olympia Bover y Laura Crespo. Esto supone una amenaza para el futuro de nuestro país, pues a medida que las regiones envejecen, la salida de la población activa se acelera.
El envejecimiento de la última década ha provocado una caída de la tasa de actividad de 3,4 puntos porcentuales, que se traduce en la pérdida de 790.000 personas activas. Además, la pérdida de activos no se ha dado de forma homogénea, sino que se ha acentuado en aquellas zonas de España que presentan menos dinamismo, por lo que también ha aumentado la desigualdad territorial en estos últimos años. Por tanto, y tal como revelan los últimos datos de Contabilidad Regional publicados por el INE, la falta de población en edad de trabajar ha provocado que haya regiones de nuestro país que sobreviven gracias a las pensiones de sus mayores, ya que sin ellas sus rentas se hubieran hundido.
De hecho, se cumple la condición de que la pérdida de población, sobre todo joven, dispara el PIB per cápita de sus comunidades autónomas, esto es, lo que producen. Y se ve principalmente en cuatro comunidades autónomas, que en los últimos 20 años han elevado su PIB per cápita por encima del 60% y son las mismas que han registrado la mayor pérdida de población joven en el mismo periodo analizado.
Estas son Galicia, cuyo PIB per cápita ha aumentado un 86% entre 2002 y 2022 y ha perdido el 30% de sus jóvenes. Extremadura, con un 25,4% menos de habitantes menores de 35 años, ha aumentado su PIB per cápita un 83%; en Asturias, las pensiones de los casi 273.000 mayores de 65 años que viven en el Principado, han elevado un 74% su PIB per cápita, y lo mismo ocurre con Castilla y León, que dos décadas después tiene un 28,2% menos de menores de 35 y un PIB per cápita un 67% más elevado.
Coincide, además, que son algunas de las regiones más envejecidas de España. En las cuatro, los mayores de 65 años representan más del 20% del total de sus habitantes. De hecho, son junto a País Vasco y Cantabria las comunidades autónomas con más pensionistas por cada afiliado a la Seguridad Social. Así, en Galicia la proporción es de 1,5 pensionistas por cotizante; en Asturias, de 1,4; en Castilla y León ya hay 1,7 jubilados por cada trabajador dado de alta en la Segutridad Social, y en Extremadura, la tasa alcanza el 1,8%, según las últimas estadísticas del ministerio que dirige Elma Saiz.