La empresa local Sepúlveda Viva lamenta que las visitas teatralizadas no se incluyan en las ayudas al sector turístico.
En la empresa de Ana Herrero llevan meses reinventándose. Han modificado horarios, reducido plantilla y cambiado su forma de trabajar en varias ocasiones. La pandemia del coronavirus y las sucesivas medidas para frenar los contagios les han obligado a adaptarse a los duros tiempos actuales de distancias y mascarillas. Hasta que se han hartado.
Ella es guía turística en Sepúlveda, pero no es una guía cualquiera. Hace ya ocho años creó Sepúlveda Viva, una empresa que realiza visitas turísticas teatralizadas combinando el descubrimiento del patrimonio de esta localidad con interpretaciones teatrales. «El teatro es un recurso que utilizamos para que sea todo más divertido, más emocionante», señala. Debido a la situación epidemiológica, han tenido que reducir el aforo de los grupos y ajustar las tarifas, además de eliminar los espacios cerrados de sus rutas, creando itinerarios solo de exteriores. «Hemos hecho un esfuerzo muy grande y hasta noviembre estuvimos trabajando», relata.
Sin embargo, los cierres perimetrales han hecho que el turismo en la provincia haya caído en picado desde verano. Las visitas que realiza la compañía cada vez son menos y los ingresos, también, por lo que tres de los cuatro empleados han tenido que acogerse a un ERTE. La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León ha anunciado ayudas para paliar las pérdidas económicas derivadas de la crisis de la covid-19 en el sector turístico, pero las denominadas actividades turísticas complementarias, como las que realiza Sepúlveda Viva, no pueden optar a ellas, algo que no ha sentado nada bien a profesionales como Herrero.
Ana Herreros explica que cuando intentó solicitar esta subvención se percató de que no aparecía la figura de actividad turística complementaria en el desplegable que ofrece el formulario web para seleccionar la tipología de la empresa. «Ante eso, yo llamé a cinco personas por teléfono. Hablé con el soporte web, pensando que podía ser un error, y después me derivaron a la consejería», comenta, hasta que finalmente consiguió contactar con los técnicos encargados de tramitar esta subvención y le ratificaron que «no se contemplaban estas actividades» como perceptoras de las ayudas.
Tampoco se concederán estas subvenciones a otras actividades dedicadas a la puesta en valor del patrimonio cultural o natural. Es el caso de los talleres de astronomía, las excursiones de naturaleza, la observación de aves o las actividades relacionadas con el museo de la Cueva de los Enebralejos.
Estos próximos días pondrá una queja formal, pero de momento, Herreros ya ha denunciado esta situación a través de una publicación en sus redes sociales, donde se dirige a las autoridades políticas y les recrimina que «se han pasado siete pueblos» faltando el respeto a estos profesionales. «Más allá de que me hubieran podido dar la ayuda o no, me ofendió que no se hubieran contemplado este tipo de actividades, que muchas se desarrollan sobre todo en el ámbito rural», declara. Además, esta sepulvedana critica que se promocione el turismo rural innovador y se anime a las mujeres a ser emprendedoras, cuando luego «no se dan unas ayudas que se supone que son para todo el sector».
Antes de que comenzara la pandemia, por las visitas teatrales de Sepúlveda pasaban todo tipo de colectivos, desde los mayores del Imserso hasta excursiones de colegios. Solían ser grupos de unas 25 personas y las rutas que se realizaban, según explica Herrero, recorrían lo más relevante de la localidad: las principales iglesias románicas, la muralla medieval y el casco histórico. Pero en los últimos meses, los grupos están casi todos formados por familias y no pueden exceder las cinco personas, algo que para Herrero «no compensa económicamente». «Al final no deja de ser teatro, y sabemos que la experiencia con solo cinco personas es algo más fría», añade. También tienen que tener en cuenta el toque de queda, que les afecta en la medida en la que ya no pueden ofrecer las visitas nocturnas que antes tanto gustaban al público.
En enero no han tenido ninguna llamada. Herrero recuerda que la última visita que hicieron en Sepúlveda Viva fue antes de Navidad y se titulaba 'De pestes, leyes y otros menesteres, una temática que no dista de la situación actual'. «La gente lo pasó muy bien porque comparábamos la peste de la Edad Media con el coronavirus», rememora esta guía, quien suele interpretar en otras obras a la Señorita Mardomingo, un personaje ficticio que representa a una extravagante y culta mujer de principios del siglo XX. Sus intervenciones, divertidas y dinámicas, están basadas en archivos históricos de la época. «Se ha convertido en el personaje más emblemático de las visitas teatralizadas de Sepúlveda Viva», apunta Ana Herrero. Quizá, si la historia quiere, la señorita Mardomingo pronto pueda volver a recorrer las célebres calles de Sepúlveda
En la empresa de Ana Herrero llevan meses reinventándose. Han modificado horarios, reducido plantilla y cambiado su forma de trabajar en varias ocasiones. La pandemia del coronavirus y las sucesivas medidas para frenar los contagios les han obligado a adaptarse a los duros tiempos actuales de distancias y mascarillas. Hasta que se han hartado.
Ella es guía turística en Sepúlveda, pero no es una guía cualquiera. Hace ya ocho años creó Sepúlveda Viva, una empresa que realiza visitas turísticas teatralizadas combinando el descubrimiento del patrimonio de esta localidad con interpretaciones teatrales. «El teatro es un recurso que utilizamos para que sea todo más divertido, más emocionante», señala. Debido a la situación epidemiológica, han tenido que reducir el aforo de los grupos y ajustar las tarifas, además de eliminar los espacios cerrados de sus rutas, creando itinerarios solo de exteriores. «Hemos hecho un esfuerzo muy grande y hasta noviembre estuvimos trabajando», relata.
Sin embargo, los cierres perimetrales han hecho que el turismo en la provincia haya caído en picado desde verano. Las visitas que realiza la compañía cada vez son menos y los ingresos, también, por lo que tres de los cuatro empleados han tenido que acogerse a un ERTE. La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León ha anunciado ayudas para paliar las pérdidas económicas derivadas de la crisis de la covid-19 en el sector turístico, pero las denominadas actividades turísticas complementarias, como las que realiza Sepúlveda Viva, no pueden optar a ellas, algo que no ha sentado nada bien a profesionales como Herrero.
Ana Herreros explica que cuando intentó solicitar esta subvención se percató de que no aparecía la figura de actividad turística complementaria en el desplegable que ofrece el formulario web para seleccionar la tipología de la empresa. «Ante eso, yo llamé a cinco personas por teléfono. Hablé con el soporte web, pensando que podía ser un error, y después me derivaron a la consejería», comenta, hasta que finalmente consiguió contactar con los técnicos encargados de tramitar esta subvención y le ratificaron que «no se contemplaban estas actividades» como perceptoras de las ayudas.
Tampoco se concederán estas subvenciones a otras actividades dedicadas a la puesta en valor del patrimonio cultural o natural. Es el caso de los talleres de astronomía, las excursiones de naturaleza, la observación de aves o las actividades relacionadas con el museo de la Cueva de los Enebralejos.
Estos próximos días pondrá una queja formal, pero de momento, Herreros ya ha denunciado esta situación a través de una publicación en sus redes sociales, donde se dirige a las autoridades políticas y les recrimina que «se han pasado siete pueblos» faltando el respeto a estos profesionales. «Más allá de que me hubieran podido dar la ayuda o no, me ofendió que no se hubieran contemplado este tipo de actividades, que muchas se desarrollan sobre todo en el ámbito rural», declara. Además, esta sepulvedana critica que se promocione el turismo rural innovador y se anime a las mujeres a ser emprendedoras, cuando luego «no se dan unas ayudas que se supone que son para todo el sector».
Antes de que comenzara la pandemia, por las visitas teatrales de Sepúlveda pasaban todo tipo de colectivos, desde los mayores del Imserso hasta excursiones de colegios. Solían ser grupos de unas 25 personas y las rutas que se realizaban, según explica Herrero, recorrían lo más relevante de la localidad: las principales iglesias románicas, la muralla medieval y el casco histórico. Pero en los últimos meses, los grupos están casi todos formados por familias y no pueden exceder las cinco personas, algo que para Herrero «no compensa económicamente». «Al final no deja de ser teatro, y sabemos que la experiencia con solo cinco personas es algo más fría», añade. También tienen que tener en cuenta el toque de queda, que les afecta en la medida en la que ya no pueden ofrecer las visitas nocturnas que antes tanto gustaban al público.
En enero no han tenido ninguna llamada. Herrero recuerda que la última visita que hicieron en Sepúlveda Viva fue antes de Navidad y se titulaba 'De pestes, leyes y otros menesteres, una temática que no dista de la situación actual'. «La gente lo pasó muy bien porque comparábamos la peste de la Edad Media con el coronavirus», rememora esta guía, quien suele interpretar en otras obras a la Señorita Mardomingo, un personaje ficticio que representa a una extravagante y culta mujer de principios del siglo XX. Sus intervenciones, divertidas y dinámicas, están basadas en archivos históricos de la época. «Se ha convertido en el personaje más emblemático de las visitas teatralizadas de Sepúlveda Viva», apunta Ana Herrero. Quizá, si la historia quiere, la señorita Mardomingo pronto pueda volver a recorrer las célebres calles de Sepúlveda
Los desaires, desprecios son continuos, y ponen a prueba la cordura e incluso, los sueños de uno.
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